Mi Viaje Cervecero – Parte 2 – Brujas, Bélgica
Parte II – Brujas, Bélgica. – Esta es la segunda parte de la saga, después de Bruselas (parte 1) nos dirigimos a Brujas, al norte del país. El viaje se hace fácil en tren, desde la Estación Central de Bruselas (muy cerca del centro, a 4 cuadras del Hostel) y dura aproximadamente 50 minutos. La […]
Parte II – Brujas, Bélgica. –
Esta es la segunda parte de la saga, después de Bruselas (parte 1) nos dirigimos a Brujas, al norte del país. El viaje se hace fácil en tren, desde la Estación Central de Bruselas (muy cerca del centro, a 4 cuadras del Hostel) y dura aproximadamente 50 minutos. La verdad que es un paseo para hacer en el día, no vale la pena quedarse a dormir allí. Ojo que no hay “trenes a Brujas”, la mayoría dice Ostende o alguna otra ciudad que funcionan como terminales. Les digo esto porque la gran mayoría de las personas que van a encontrar en los andenes son turistas como ustedes y nadie tiene la más mínima idea de a qué tren subir, son 8 andenes con trenes cada 6 minutos… así que lo mejor es preguntar en la boletería al comprar el pasaje.
Brujas es una hermosa y pintoresca ciudadela medieval, amurallada, con canales navegables al estilo Venecia. Dentro se pueden ver carruajes a modo de taxis y una arquitectura que derrocha cultura… pero no fuimos a buscar eso, no? Sino miren este video…
Nosotros íbamos en busca de la microcervecería que fabrica la Zot Brugse Zot y la Hendrik, más dos “perlitas” ocultas en esta ciudad: Un antiquísimo bar que, según se promociona, es el más antiguo de toda europa funcionando ininterrumpidamente desde 1515, y la otra era la famosa “Van de Garré”: la “Creme de la Biere”, una cerveza muy famosa por su textura que solo puede consumirse tirada en el bar homónimo, ya que no la embotellan ni tienen sucursales. Allí fuimos, caminando la ciudad. Estratégicamente, arrancamos por lo más lejos así al volver quedábamos bien cerquita del tren 🙂
Para llegar al primer bar , el Herberge Vissinghe de 1515, hay que atravesar toda la ciudad, pasando por la plaza central y siguiendo el canal principal. Para hacer más amena la caminata, entramos en un súper y nos compramos dos latas, Kriek y Hoegaarden. Sí, se consiguen en cualquier lado…
Donde parece que todo termina al final del canal principal, se abre un pequeño callejón donde encontramos el antiguo bar. Adentro se respiran siglos de cerveza!
Primero que nada, Leffe Bruin tirada y la cerveza de la ciudad, la Zot Brugse que es una Blonde de Abadía . Obviamente, cada una vino con su copa como ya nos tenía acostumbrados Bélgica. Atrás, Westmalle Dubbel y Forbiden Fruit, también tiradas.
Hermoso mediodía! Con esas cuatro arriba más las dos latas, volvimos caminamos al centro de la ciudad ya que Van de Garré está a media cuadra de la plaza principal. Antes de llegar viniendo desde el norte, hay un pequeño pasillo. Entrando unos 20 metros y sobre la derecha, encontramos De Garré en un viejo edificio de dos plantas repleto de gente.
El ambiente en el lugar es muy ameno, al igual que los mozos. Las mesas se comparten, es decir, te sentás donde veas asientos libres y la cerveza hace el resto, como dice el amigo Perrota, es el “lubricante social” que facilita la conversación. Todo el mundo estaba tomando la Van de Garré, a pesar de que el bar ofrece 130 cervezas distintas. Nosotros arrancamos primero con una Satan Gold de 8% de alcohol, que seguimos con la tan mentada cerveza local.
La De Garré es una cerveza rubia de potentes 11º de alcohol, que podría decir que “nos marcó” para el resto del día. Seguramente las anteriores hicieron su contribución, pero al probarla la reacción fue “uuuuufff…” entre lo buena y lo alcohólica que estaba. Realmente es “la creme de la biere”, siendo una cerveza con tal alto contenido de alcohol y tan poco cuerpo, rubia y de un sabor achampañado, casi un vino blanco, resulta inexplicable esa espuma densa y cremosa, parecía crema chantillí! Les clavamos un escarbadientes en la espuma y en la foto se vé como quedaron, bien firmes. Estuve tratando de indagar porque no se explica desde los métodos tradicionales de la cerveza esa consistencia de la espuma y sospeché algún aditivo. Los mozos solo se reían y me decían “el secreto de la casa”. Y así será entonces, Brujas se quedará con el secreto pero si alguna vez andan por allá, no dejen de pasar por De Garré.
Nos quedaba solo un lugar de interés cervecero que conocer: la microcervecería de la ciudad “De Halve Maan”. Bajamos casi hasta la entrada de la ciudad y nos topamos con la puerta, de madera muy antigua, parecía la entrada de un castillo. Tienen la micro a la vista y un pub adentro donde se pueden tomar todas sus variedades de cerveza.
La microcervecería en sí no tiene nada distinto de lo que podríamos encontrar en una micro de argentina del tamaño de Antares o Barba Roja, equipos de alrededor de 1200 litros y no mucho más que eso. Las cervezas son exquisitas.
Habiendo recorrido los 3 lugares que fuimos a buscar a Brujas, nos fuimos caminando (arrastrando?) hasta la estación de tren para volver a Bruselas. Así que la seguimos en la próxima entrega…
Semilla